Domingo, cinco de la tarde en punto, culto vespertino, reunidos un grupo de hermanos y hermanas que normalmente a esta hora y en este día buscan otro poco más, sí, otro poco más, de alimento espiritual. El de la mañana fue nutritivo, por eso, buscamos otro poco más.
¡Listos! hemos puesto nuestras necesidades en las manos de Dios, hemos tenido ya un período de alabanza y adoración, y como dije ¡listos! listos para el mensaje vespertino. Hoy, más que nunca hemos entendido que el mensaje vespertino es complementario al del culto de mediodía. "La importancia de lo urgente", es el tema de esta tarde, "La urgencia de lo importante" fue el que Dios nos compartió al mediodía.
Dios nos enseñó que es urgente realizar lo importante, "todo lo que te venga a la mano hacer, ¡hazlo!", esa fue la clave que guió la predicación. La primera parte nos recordó que estar vivos es lo más importante que experimentamos, todos/as los vivos estamos en la mano de Dios, todo acontece de la misma manera, un mismo suceso acontece a todas/os, por eso aún hay esperanza para todo/a aquel que está entre los vivos, dicho en la sabiduría de Israel "Más vale perro vivo, que león muerto".
La importancia de lo urgente radica en el entender que es importante estar vivos y es urgente aprovechar esto, porque la vida se esfuma cada día, se extingue a cada momento, mientras más vivimos, morimos un poco más. Por eso Dios nos recomienda que vivamos con gozo y alegría, no te tomes tan en serio las cosas, vive con gozo y alegría, y disfruta esa vida con las personas que amas, busca la oportunidad de tu vida, ¡hazlo!, tiempo y ocasión acontecen a todos, no desaproveches la oportunidad de vivir, pero hazlo al máximo de tus fuerzas.
Es importante estar vivos, pero es urgente aprovechar esa vida que Dios nos ofrece cada día al despertar. Llegó el momento de fortalecer los lazos de hermandad, ¿qué tal un atole con un buen pan dulce? Se acabo el día, es tiempo de retirarnos, "...el que mucho se despide pocas ganas tiene de irse...", es que, ha sido un día tan lleno de la presencia de Dios que es difícil querer irse. Lo bueno es que si Dios lo permite dentro de ocho días tendremos más.